Profunda Reflexión

Por qué, pues, ¿la humanidad no es todo lo feliz que quisiera ser?. Porque, en su ignorancia de las leyes trascendentales de la materia y del espíritu, confunde el placer con la felicidad, el placer es egoísta. El placer es efímero, superficial y afecta sólo a nuestros sentidos físicos; casi siempre que el hombre se entrega a un placer, viola una ley de la Naturaleza, y la Naturaleza castiga infaliblemente toda violación a sus leyes, en forma de dolor, enfermedad o muerte. Pero hay que tener en cuenta que las leyes de la Naturaleza no sólo rigen en el orden físico, sino también en el espiritual y el mental. Debemos, pues, guardar una higiene de la mente y una higiene del espíritu tan rigurosa como la del cuerpo. Cuando las hayamos practicado sabia y conscientemente, seremos lo que queramos ser, a pesar de todo. Mas debemos comenzar por NO descuidar las cosas pequeñas que son el fundamento de las grandes cosas.

Apártate de quien pretenda convencerte a la fuerza de algo y hacerte creer ciegamente en ello. Sólo cuando llegues a adquirir conciencia de una cosa, será verdad para ti. Defiende pues, sin discutir, tu credo, cristalizándolo con tu conducta y déjate quitar todo menos tu convicción, si tienes conciencia de que ésta es fundada en la VERDAD. No discutas jamás acaloradamente, y cuando quieras alcanzar una teoría o tesis, analízala serenamente, tratando de colocarte en el mismo punto de vista de tu contendor.

No olvides que es imposible engañar a la propia conciencia: acostúmbrate a ser veraz contigo mismo y con los demás. "Se fiel para tus amigos y así tendrás amigos fieles, porque dentro de ellos estás tu". No rías en la tristeza, ni llores en la alegría, porque ante semejante hipocresía nadie volverá a fiar de tus palabras. "El esfuerzo que haces para olvidar lo que eres es mucho mayor al que necesitarías para ser de verdad lo que finges, y los hijos de la sabiduría se burlarán de tu astucia cuando te arranquen la careta y te expongan al ludibrio de las gentes". Aunque es mejor dar que recibir, no esquives obtener favores del hombre generoso y bueno y gózate en demostrarle con obras tu reconocimiento; pero no te obligues con el avariento y el egoísta, porque tarde o temprano te humillarán. No olvides, la nobleza heredada es muy inferior a la adquirida: esfuérzate en ser noble hasta gozarte de merecer honores pero no en recibirlos.

Debes ser siempre benévolo y tolerante: la libertad que reclamas para pensar y obrar como te place, debes concederla a las demás y no criticar su ideología ni su ética. Si eres benévolo, tus enemigos (ojalá no tengas) sentirán humillación y vergüenza de odiarte.

No seas rencoroso ni vengativo: el rencor y la venganza son la tara inconfundible de las almas depravadas. "Cuando meditas venganza, confiesas que has sentido injuria y al quejarte reconoces que te dañó. ¿Quieres añadir este triunfo al orgullo de tu enemigo?". No hay venganza más digna que el desprecio de la injuria que alcanzó a llegar hasta nosotros. Jamás montes en cólera: ninguna causa justifica este violento desgaste de energía. Cuando estés sereno observa cuán ridículo es un colérico y aprenderás mucho de su insensatez. Si un colérico te ofende, perdónale la injuria y sin perder la serenidad, míralo dulcemente a la raíz de la nariz (entrecejo), y observarás que pronto se aplaca su furia, como fuego apagado por agua.

Jamás pienses ni, mucho menos, hables mal de nadie; y cuando delante de ti se analicen los defectos de una persona, has resaltar inmediatamente sus buenas cualidades y notarás con gozo el beneficioso efecto de tu sabia actitud. Jamás critiques ni juzgues prematuramente las acciones de los demás; piensa que cada cual obra de acuerdo a su conciencia (más o menos despierta) y que desde su personal punto de vista tiene razón para obrar como obró y no como los demás hubiesen querido que obrase. Aunque tengas derecho, no alces jamás la voz y antes de enojarte piensa 7 veces en la inutilidad de tu enojo. A nadie, ni a tus más íntimos amigos comuniques lo que hayas oído, visto, aprendido, sospechado, descubierto o proyectado: habla con hechos y no con palabras, no olvides que "si la palabra es plata, el silencio es oro", porque el silencio constituye de por sí una fuerza y si practicas esa sabia enseñanza, recibirás mucho bien.

Ten muy presente a todas horas que los pensamientos son cosas tan reales como la hoja de papel que tienes ahora en tus manos, y que de manera positiva influyen directamente en tu vida. Así como acostumbras pensar, así serás hasta la muerte; considera que tu porvenir no se edificará con ruinas y que, por tanto, debes desechar todo pensamiento e idea de debilidad, disgusto, tristeza, celos, odio e INFERIORIDAD. Alza la cabeza, hombre, y ten confianza; no dudes de ti, eres capaz de TODO y no te has dado cuenta, adéntrate en tu interior.

De hoy en adelante, debes vivir a la expectativa de los éxitos, la felicidad, y el triunfo, sin que te asombren ni desanimen las apariencias contrarias: por sobre todo TEN FE, y trabaja duro para aquello que en fe tengas, y todos tus ensueños serán realizados. Cuanto hayas pedido en justicia, lo recibirás, seguramente si perseveras en quererla obtener. Sé práctico, optimista, gozoso y tranquilo y acostúmbrate a ver el bien bajo millones de formas, todo lo que hay en ti es absolutamente cambiante, mejorable y perfectible. Si te innundas de alegría y de paz, sentirás que tu poder aumenta. Enfrenta los obstáculos, supéralos y véncelos, "Atiende, escucha, admite, asimila, y cada día mejor, las sugestiones superiores que expresan amor, sabiduría, belleza, orden, perfección y todo bien". Adelante amigo, mira que el camino se torna cada vez más fácil y empieza a disminuir mucho para ti.

Alimenta siempre y en todo lugar, pensamientos constructivos, positivos, de optimismo, perdón, amor, alegría y júbilo; busca a toda hora la oportunidad de tratar a personas sabias, virtuosas, calladas, tolerantes, humildes, espirituales, artistas y por todo concepto, superiores a ti: óyelas atentamente y elévate hasta ellas. Cuando trates a alguien que creas inferior a ti, o lo sean notoriamente, dales algo bueno de lo tuyo y procura que asciendan a ti: nunca bajes hasta ellos. Así cambiarás la espiritual envergadura de tu alma, expandiendo tu conciencia hasta regiones infinitas de inefable felicidad. No olvides que la verdadera sabiduría está en el perdón, y nunca serás más grande ni más dichoso que cuando sepas besar amorosamente el látigo del enemigo.

¿Te has detenido alguna vez a meditar, en silencio, en la noche, que tú no tienes un alma, no, sino que eres un alma que tiene cuerpo por cuyos sentidos se asoma al mundo exterior?. Si meditas hondamente en esto, vencerás todo ingrediente torpe que pueda producirte temor, porque sabrás que nada, ni nadie podrá hacerte daño. ¿Porqué temer entonces?. ¿A qué le temes?.

Se todo lo bueno que puedas y levántate gozoso, hazte el propósito de vivir una nueva vida, de salud mental y espiritual, de optimismo, de júbilo, de paz, de amor, y de triunfo, pisa bajo tus plantas todo temor y timidez, toma tu alegría como Rey en tu cielo y en tu tierra, piensa que Dios, la Infinita Bondad, reina en todas horas, y que todo, absolutamente todo, acabará en el SUMO AMOR.

Extraído del Texto "Rosa Esotérica" de Arnold Krumm Heller