Palabras de Bienvenida

Bien por ti navegante que viste, gritaste: ¡¡tierra a la vista!! y llegaste.
Bienvenido viajero, a este mundo ...mundo de mente ...mundo demente, mundodmente...... Lugar de paso de hombres y mujeres, seres buscadores de rumbos, por los siglos surcando caminos, desvelado tras las sombras realidades. Despertad y oid mortales, ve la luz y renace cada día con la fuerza de la luz vestida de metal, levanta tu cabeza, armate de verdad, fe y amor. He dicho adelante!!! por la libertad!!
Bienvenidos =) Gracias por tu visita.
-Sergio-

¡¡Oye!!
"El conocimiento reside en cabezas repletas con pensamientos de otros hombres.
La Sabiduría, en mentes atentas así mismas…"


miércoles, 30 de septiembre de 2009

El valor de tu silencio y de tus palabras.

HABLAR;

Oportunamente, es acierto.
Frente al enemigo, es civismo.
Ante una injusticia, es valentía.
Para rectificar, es un deber.
Para defender, es compasión.
Ante un dolor, es consolar.
Para ayudar a otros, es caridad.
Con sinceridad, es rectitud.
De sí mismo, es vanidad.
Restituyendo fama, es honradez.
Aclarando chismes, es estupidez.
Disipando falsedades, es de conciencia.
De defectos, es lastimar.
Debiendo callar, es necedad.
Por hablar, es tontería.
De Dios, significa mucho amor.

CALLAR;

Cuando acusan, es heroísmo.
Cuando insultan, es amor.
Las propias penas, es sacrificio.
De sí mismo, es humildad.
Miserias humanas, es caridad.
A tiempo, es prudencia.
En el dolor, es penitencia.
Palabras inútiles, es virtud.
Cuando hieren, es santidad.
Para defender, es nobleza.
Defectos ajenos, es benevolencia.
Debiendo hablar, es cobardía.

Para poder HABLAR, debemos aprender a CALLAR, pero siempre con acierto y tino, porque si HABLAR es plata, CALLAR es oro.



CUANDO CALLAS;

También hablas de ti mismo.
Un secreto, conozco tu fidelidad de amigo.
Tu propio dolor, conozco tu fortaleza.
Ante el dolor ajeno, conozco tu impotencia y tu respeto.
Ante la injusticia, conozco tu miedo y tu complicidad.
Ante lo imposible, conozco tu madurez y dominio.
Ante la estupidez ajena, conozco tu sabiduría.
Ante los fuertes y poderosos, conozco tu temor y cobardía.
Ante lo que ignoras, conozco tu prudencia.
Tus propios méritos, conozco tu humildad y grandeza.

El Silencio es el tiempo donde el sabio medita, la cárcel de la que huye el necio, y el refugio donde se esconden los cobardes. Siembra para ser tú mismo.

Lo que tú haces, habla tan fuerte que no deja escuchar lo que tú dices. Pregona con el ejemplo.

Recuerda que tu vida personal, no es una vida privada. Son muchos los ojos que te miran.
"Que tus palabras sean más valiosas que el silencio que rompen".


Autor Desconocido

sábado, 5 de septiembre de 2009

Diario de una canción

“Esta mañana arrojé el diario contra la pared. No estoy segura de por qué lo hice. Antes pensaba que los periódicos se centraban en las tragedias, pero ahora sé que lo único que les atrae es la violencia, que la muerte sin ella no interesa, por más que sea colectiva y te deje sola, que es la tragedia más grande que hay”. Así comenzaba el diario personal de Eriel, el que durante una década estuvo a la venta en una feria callejera de objetos usados, el que nadie compró al ojear sus primeras páginas y el que hace dos semanas fue adquirido por el Reina Sofía al conocer el contenido de todas las demás.

Cabe puntualizar que las notas no eran registradas con fechas, pero dicho documento adquiere la categoría de diario, y no de libro de apuntes, porque Eriel, cada vez que escribía, señalaba si era un lunes, jueves o sábado; envolviendo una historia lineal en una secuencia circular de días de la semana. Sin embargo, por los datos registrados y las averiguaciones realizadas por la actual institución propietaria, se estima que las vivencias descritas transcurrieron entre 1974 y 1979.

Un viernes en el que Eriel cayó en una de sus recurrentes depresiones, fue socorrida por un débil recuerdo extraído de su infancia, cuando sus padres le aplacaban sus ganas de ser mayor, cantándole:
“Si de verdad quieres crecer y no envejecer
nunca vayas deprisa ni tampoco lento
el secreto es ir a la inversa del tiempo
pero nunca deprisa ni tampoco lento
sólo hay que ir a la velocidad del tiempo
para así comenzar a crecer y no envejecer

El que acelera el paso descubre la nostalgia
el que se queda en el momento se queda
mas el que decide crecer conservando al niño
avanza hacia atrás recuperando su inicio
y los recuerdos que traspasan el ombligo (bis)…”.


Cuando era niña no le prestaba mucha atención a la letra, sólo se dejaba llevar por la melodía que la hacía sentir arropada por un hogar. Recordaba algo más que la voz cálida de sus padres, recordaba cada uno de los instrumentos que armonizaban la letra; y, envuelta en esas sensaciones, comenzó a sentirse bien, verdaderamente bien. Era como si el recuerdo pasara a ser un presente que la introducía en un espacio donde la tristeza y la rabia estaban prohibidas. No obstante, el hambre y luego el sueño la sacaron de su burbuja, pero la sonrisa se quedó en su rostro.

A la mañana siguiente, Eriel se despertó con la firme idea de conseguir esa canción –cruzada que marcó el interés del museo por el diario–. Recorrió todas las discográficas de su ciudad sin éxito, y tampoco lo tuvo al preguntarle a sus amigos y conocidos. A raíz de eso, dejó su trabajo, cogió una mochila y recorrió todos los países hispanohablantes durante unos cuatro años.

Debido al desconocimiento de los entendidos, y no entendidos, decidió preguntarle a cualquier desconocido si le sonaba esa canción (Eriel estaba segura de que no era una canción inventada por sus padres, porque recordaba con claridad la música, y ellos no sabían tocar ningún instrumento ni mucho menos componer). Así que Eriel ingenió muchas formas para llegar a la gente y otras tantas para conseguir financiación, que fueron narradas hasta la penúltima página del diario. Coordinó una serie de obras con el Teatro de los Andes para adentrarse en decenas de comunidades recónditas, convenció a Alberto Spinetta y a Mercedes Sosa para realizar actuaciones en varias ciudades y pueblos de Argentina… y montó un centenar de acciones con actores callejeros y músicos de 18 países. Pero ninguna persona le dio lo que buscaba.

Al terminar su diario, en el lunes final, Eriel escribió: “Convencida de que yo era quien le había puesto instrumentos a esa canción familiar, decidí irme a cualquier parte. Estiré la mano y un autobús amarillo se detuvo. Había un asiento vacío junto a la ventana, al lado de un niño que llevaba un mandil con el nombre Gonzalo bordado en el pecho. El bus comenzó a moverse mientras yo no podía retener las lágrimas de impotencia, de fracaso. Traté de animarme para no llamar la atención y por manía comencé a tararear la melodía de mi canción. Y ese niño, Gonzalo, comenzó a cantar, y le siguió un joven canoso, y después un hombre muy arrugado que estaba delante, y siguieron todos los demás, hasta el chofer. Era hermoso escucharlos…
El que acelera el paso descubre la nostalgia
el que se queda en el momento se queda
mas el que decide crecer conservando al niño
avanza hacia atrás recuperando su inicio
y los recuerdos que traspasan el ombligo

Si de verdad quieres crecer y no envejecer
recuerda que el juego es el principio de todo
y recuerda que ser parte es el único modo
pero es necesario que recuerdes ante todo
que sin arrugas nunca encontrarás el modo
de retomar las huellas para no envejecer…

Y mientras los escuchaba, me di cuenta de que el bus avanzaba marcha atrás”.

Autor: Rafael R. Valcárcel
Acerca de los Derechos de Autor:
Toda obra aquí publicada pertenece al correspondiente autor expresamente nombrado en la misma, en el caso de que así no fuere es por ser desconocido o anónimo. En caso de conocer el autor de alguna obra sin el nombre del mismo por favor avisarme.
¡Gracias!